SUBLIMACIÓN
Resulta esperanzador encontrar rincones, talentos y personas que te evaden de una existencia ordinaria y sin nada especial para hacerte conectar con la belleza
¿Qué es lo que haces cuando tienes tiempo libre y la cuenta corriente tiritando? Culturizarte con todos los planes gratuitos que te recomiende el algoritmo, un rápido vistazo al magazín, revista o suplemento cultural que racaneas a cualquier conocid@ o bien tirar de cara dura, morro o sinvergonzonería para no gastar.
Siendo esta mi situación, he aprovechado para pasarme a ver la exposición de Elena Gual en Casa de Vacas. Y tras pasar media hora recorriendo la sala, salgo con una mezcla de sensaciones: todas ellas relacionadas con el pulso acelerado resultado del éxtasis cromático de su paleta.
Acostumbrada a pinturas en las que, dependiendo de la época, la carga matérica del lienzo será mayor o menos en la pincelada, el uso y dominio de la espátula de Elena me ha cautivado. Hay vida en cada capa con la que crea los juegos de luces y sombras en los rostros de sus mujeres, en las flores de los mantones de manila y en las semillas de la Granada que discretamente acompaña a las figuras que se hacen dueñas del espacio.
Pero sobre todo, me he llevado también una sensación de desazón: el agnst del que tanto había leído y que me aprieta el corazón una vez abandono la sala. La angustia de que, cuando me levante mañana en mi habitación, no me va a saludar ninguno de esos lienzos. En Viena, admirando los tesoros del Museo de Historia, me ocurrió algo parecido: resulta angustioso abandonar un espacio, una obra o pieza que ha conseguido sublimar todo lo bueno que forma parte de ti, para volver a la realidad de los horarios, facturas, tuppers y la cotidianeidad vulgar que, por mucho que intentemos romantizar, no consigue que te conmuevas, ni sacar a la luz la versión más pura y limpia de tu ser.
En un mundo en el que las prisas, el consumo masivo de imágenes digitales te adormecen tratando de ahogarte en la mediocridad, resulta esperanzador encontrar rincones, talentos y personas que te evaden de una existencia ordinaria y sin nada especial para hacerte conectar con la belleza de acciones que aparentemente resultan tan simples como plasmar un mantón de manila con una espátula cargada de óleo. Lo difícil, no obstante, es volver a esa realidad que te hace ser un esclavo de lo común y seguir jugando sobre seguro en el tablero de tu existencia.
La Rosa
No hay que basar los éxitos y los triunfos en los likes, soy consciente de ello. Pero cuando creas una publicación que funciona y genera interacción hay que sentir aunque sea un mínimo de orgullo. Es lo que me ha pasado con el pequeño juego del zodiaco que he hecho par las redes de mi palacio. A veces merece la pena pelear por lo que crees que va a funcionar y arriesgarte a lanzar tu creatividad a la inmensidad digital, sobre todo cuando se trata de hacer divertido el patrimonio.
La Espina
El fast fashion cada vez va a peor. Ya no es solo la contaminación, las condiciones inhumanas de los trabajadores y el robo/copia descarado de ideas a pequeñas empresas. Ahora ya ni siquiera se toman la molestia en elaborar buenos patrones. Entiendo que en un sistema de tallas tan estandarizado como es el de las cadenas low cost, es imposible que todas las prendas, aun siendo en teoría de tu talla, te sienten bien. El problema viene cuando lo único que haces para cumplir con este sistema, es agregar o eliminar centímetros sin pararte a pensar en la fisonomía del cliente y que esa prenda cumpla u mínimo para con la misma.